
Si el uso de este tipo de platos “desechables” se masifica, podría convertirse en una forma de afrontar la invasión de plástico que está viviendo el planeta. Un reciente estudio publicado en Science Advance advirtió que desde 1950 los humanos hemos generado 8.300 millones de toneladas métricas de plástico.
Claudia Barona y Andrés Benavides durante sus recorridos en Cali, y en sus viajes a acampar cerca de Bogotá, siempre se encontraban con una misma constante: de vasos y objetos de plástico regados por el suelo.
Después de analizar varias opciones, ayudados con la experiencia de Barona como ingeniera industrial de la Universidad Javeriana Cali y la trayectoria de Andrés como abogado de la Universidad de la Sabana, en el 2011, fue cuando decidieron crear un producto que cambiara ese panorama. Lograron crear LifePack, “una vajilla” completamente biodegradable de la que, además, pueden nacer vegetales.

El secreto de estos platos es que están hechos de fibra natural, sacada casi siempre de la corona de la piña, y de 60 tipos de semillas. Por esto, una vez la persona “planta” el plato, le echa tierra y lo riega, con los días puede ver germinar matas de fresa, pimentón, chía, tomate, perejil o cilantro, entre otras. Además, si la persona no está interesada en cultivar y el plato termina en una caneca regular, por tratarse de fibras naturales, terminará biodegradándose en un promedio de tres semanas.
Además, en la producción de los platos y de otros utensilios que aunque no germinan sí son biodegradables, LifePack ha involucrado a las mujeres. Ha generado más de 60 % de empleos indirectos con madres cabeza de familia de bajos recursos y trabajado con 35 presas de la cárcel de Jamundí. Razón por la que Barona fue reconocida por parte de la Organización de Naciones Unidas (ONU) por igualdad de género.


Experimento el mundo y AMO! hacerlo a mi manera….